lunes, 27 de octubre de 2014

LAS CALLES DE ABIDJAN

Abidjan la capital económica de Costa de Marfil, llegó a ser conocida como el Nueva York del África Occidental, por la concentración de rascacielos que reflejaban el poderío económico de una ciudad, que constituía el centro del comercio de un país próspero y en rápido crecimiento como era Costa de Marfil hace un par de décadas.
En 1983 dejó de ser la capital política del país al trasladarse este título a Yamusukro, ya que era el lugar de nacimiento del presidente de la época, Félix Houphouet-Boigny. Más tarde los problemas económicos de las sucesivas crisis, rematadas por las guerras de los últimos años, han hecho mella en la ciudad, degradándola.
Según la tradición que se cuenta, el nombre de Abidjan, proviene, como tantas veces ha sucedido en los encuentros entre civilizaciones, de una confusión entre exploradores / conquistadores y nativos. A la pregunta típica del visitante europeo que se paseaba por la comarca, ¿cómo se llama este sitio?, el nativo le contestó asustado: "yo solo estaba cortando hojas", que debía de sonar a algo parecido a Abidjan, por lo que el sitio se quedó con ese nombre. El hombre pertenecía al pueblo de los ebrié, que habitaban en las lagunas que forman la costa del Atlántico en esta zona.
En las calles de Abidjan nos pueden sorprender los grandes termiteros que se forman en la ciudad, como si nos encontráramos en zonas de sabana abierta en medio del campo. Pero lo interesante para el objetivo de la cámara es la gente que se mueve por la ciudad.
Nuestro viaje coincidió con las elecciones municipales, por lo que las calles estaban bastante animadas con las caravanas electorales de los partidos, que incluían cada uno sus propios servicios de seguridad. No obstante, los cascos azules de ONU estuvieron también vigilantes del proceso electoral, que finalmente se desarrolló bien.























Un espectáculo realmente sorprendente para nosotros tiene lugar cada atardecer, cuanto miles, o quizá millones, de murciélagos frugívoros empiezan a despertarse agitándose y despegan de los árboles para llenar el cielo de la ciudad con grandes bandadas, con un cierto aspecto siniestro.






Cerca de Abidjan se encuentra Grand-Bassam, la inmensa playa a la que los días de fiesta se dirigen los habitantes de la gran ciudad. Es una playa kilométrica batida por las olas del Atlántico y flanqueada por las palmeras. Los pequeños y sencillos chiringuitos, junto a una legión de vendedores y vendedoras ambulantes proporcionan unos sencillos servicios básicos para relajarse comiendo y bebiendo tranquilamente a orillas del océano.