Para completar este pequeño recorrido por la capital de Kazajstan, nos queda dar un paseo por la orilla del río Ishim o Esil, según lo llamemos en ruso o kazajo. Cuando alcanza la capital es un río escasito. Sin embargo, en su viaje hacia el norte hacia Siberia, llega a alcanzar una longitud de 2.450 km. Lo que sorprende viendo su cauce a la entrada de la ciudad.
Pero en la línea de las nuevas edificaciones de la flamante capital, se ha construido un bonito paseo en sus orillas, que gracias a las represas, llegan a separarse tanto, que parece que nos encontramos en un río muchísimo mayor, recorrido por barcos turísticos.
El río separa las dos ciudades: al norte la antigua ciudad donde habita la mayoría de la población y al sur la nueva ciudad.
Un domingo por la tarde las orillas y los parques que las rodean se convierten en el paseo escaparate de la población, que en masa, disfruta del buen tiempo. En verano llega a convertirse en una playa interior y en invierno en un lago helado para patinar o pescar a través de agujeros en el hielo.
Después del atardecer, nos espera otra sorpresa, cuando el cielo ya está completamente oscuro, se enciende la discotequera iluminación de los edificios, cuyas luces de colores se van a reflejar en las aguas del engrandecido río Ishim.
Pero en la línea de las nuevas edificaciones de la flamante capital, se ha construido un bonito paseo en sus orillas, que gracias a las represas, llegan a separarse tanto, que parece que nos encontramos en un río muchísimo mayor, recorrido por barcos turísticos.
El río separa las dos ciudades: al norte la antigua ciudad donde habita la mayoría de la población y al sur la nueva ciudad.
Un domingo por la tarde las orillas y los parques que las rodean se convierten en el paseo escaparate de la población, que en masa, disfruta del buen tiempo. En verano llega a convertirse en una playa interior y en invierno en un lago helado para patinar o pescar a través de agujeros en el hielo.
Después del atardecer, nos espera otra sorpresa, cuando el cielo ya está completamente oscuro, se enciende la discotequera iluminación de los edificios, cuyas luces de colores se van a reflejar en las aguas del engrandecido río Ishim.