sábado, 22 de noviembre de 2014

UN DÍA EN NÍGER

En esta ocasión la entrada del blog recoge las fotos de un sólo día de estancia en un país. Nuestro recorrido, partiendo de la capital, Niamey, era para reconocer el trazado de un futuro ferrocarril que ayude a Níger a salir del aislamiento en el que se encuentra por falta de infraestructuras de comunicación, debido a su situación en el interior de África y lejos de la costa.
Níger ocupa el último puesto del índice de desarrollo humano y es posible que también ocupe el triste puesto de país más pobre del mundo, en compañía de los mismos países de siempre.
Su dura geografía está dominada por el desierto del Sáhara, salvo una banda en el sur que cae dentro de la franja del Sahel, donde la verdad, tampoco es que el agua abunde. La excepción a la falta de agua, y no en una gran extensión, está en los alrededores del gran río Níger, que da nombre al país después de haber superado su propia travesía del desierto desde Mali.
Para complicar más la situación social, ya de por sí muy dura por las condiciones naturales, el territorio de Níger se ha vuelto muy inseguro por culpa de los radicales islamistas que se encuentran o cruzan su extenso y desértico territorio. Los extranjeros, en su mayoría cooperantes, que viven en la capital tenían prohibido salir de la ciudad sin protección. Nuestro recorrido de campo se tuvo que realizar custodiados por dos vehículos militares llenos de soldados, ellos contentos de poder salir de la ciudad al campo y conducir entre las dunas, aunque el peso de la ametralladora del jeep lo hacía encallarse en las arenas.
Al contrario que en ortos países musulmanes del África Subsahariana que he visitado, en Níger me llamó la atención que las niñas en su mayoría, se cubren la cabeza con el pañuelo desde una edad muy temprana.
Las fotografías son un resumen de las aldeas que encontramos a nuestro paso, en las que los pobladores, muy amables se acercaban a nosotros. A pesar de que la presencia de los soldados que nos acompañaban podía imponerles algún recelo, hay que reconocer que la actitud de unos y otros siempre fue muy amigable.

























En uno de los cauces de los ríos secos que cruzamos, había un buen número de personas abasteciéndose de agua en agujeros hechos en la arena del seco cauce. No se pueden llamar ni siquiera pozos, ya que no son más que meros agujeros donde el agua al filtrarse entre la arena apenas ha podido librase de impurezas. Indigna ver como tanta gente necesita acudir a esta insana forma de acceso al agua por la falta de sistemas de abastecimiento más dignos y seguros.















Nuestro recorrido termina en la orilla del mítico río Níger, en un posible punto donde construir un nuevo puente que permita su cruce. en esta zona, ahora sólo se dispone de un pequeño transbordador y de canoas para poder transportar a personas y mercancías.



















































lunes, 27 de octubre de 2014

LAS CALLES DE ABIDJAN

Abidjan la capital económica de Costa de Marfil, llegó a ser conocida como el Nueva York del África Occidental, por la concentración de rascacielos que reflejaban el poderío económico de una ciudad, que constituía el centro del comercio de un país próspero y en rápido crecimiento como era Costa de Marfil hace un par de décadas.
En 1983 dejó de ser la capital política del país al trasladarse este título a Yamusukro, ya que era el lugar de nacimiento del presidente de la época, Félix Houphouet-Boigny. Más tarde los problemas económicos de las sucesivas crisis, rematadas por las guerras de los últimos años, han hecho mella en la ciudad, degradándola.
Según la tradición que se cuenta, el nombre de Abidjan, proviene, como tantas veces ha sucedido en los encuentros entre civilizaciones, de una confusión entre exploradores / conquistadores y nativos. A la pregunta típica del visitante europeo que se paseaba por la comarca, ¿cómo se llama este sitio?, el nativo le contestó asustado: "yo solo estaba cortando hojas", que debía de sonar a algo parecido a Abidjan, por lo que el sitio se quedó con ese nombre. El hombre pertenecía al pueblo de los ebrié, que habitaban en las lagunas que forman la costa del Atlántico en esta zona.
En las calles de Abidjan nos pueden sorprender los grandes termiteros que se forman en la ciudad, como si nos encontráramos en zonas de sabana abierta en medio del campo. Pero lo interesante para el objetivo de la cámara es la gente que se mueve por la ciudad.
Nuestro viaje coincidió con las elecciones municipales, por lo que las calles estaban bastante animadas con las caravanas electorales de los partidos, que incluían cada uno sus propios servicios de seguridad. No obstante, los cascos azules de ONU estuvieron también vigilantes del proceso electoral, que finalmente se desarrolló bien.























Un espectáculo realmente sorprendente para nosotros tiene lugar cada atardecer, cuanto miles, o quizá millones, de murciélagos frugívoros empiezan a despertarse agitándose y despegan de los árboles para llenar el cielo de la ciudad con grandes bandadas, con un cierto aspecto siniestro.






Cerca de Abidjan se encuentra Grand-Bassam, la inmensa playa a la que los días de fiesta se dirigen los habitantes de la gran ciudad. Es una playa kilométrica batida por las olas del Atlántico y flanqueada por las palmeras. Los pequeños y sencillos chiringuitos, junto a una legión de vendedores y vendedoras ambulantes proporcionan unos sencillos servicios básicos para relajarse comiendo y bebiendo tranquilamente a orillas del océano.