En esta entrada del blog os propongo un paseo por Medellín, la capital del departamento de Antioquia en Colombia. No hay porqué asustarse, ya que afortunadamente, ha perdido el puesto de honor como Ciudad más Violenta del Mundo, que le fue adjudicado en los años noventa. Tampoco es que vayamos a deambular por algunos barrios peligrosos que quedan, como los hay en todas las ciudades. Tampoco pasearemos a horas intempestivas, ya que somos viajeros disciplinados.
Comenzamos de buena mañana en la zona de El Poblado, un barrio "bien". Es una zona con buenos hoteles y zonas de "marcha", donde la noche anterior, el que lo desease ha podido darse una buena cena, compartir una botella de Ron Medellín o de Ron Viejo de Caldas, o incluso, el que no tenga miedo a hacerse notar, echarse unos pasos de salsa en cualquier garito de los que abundan por la zona.
Ya de día, para poder recuperarse de los excesos gastronómicos o etílicos, la avenida principal de El Poblado, se corta al tráfico, como todos domingos, para que los "Paisas", como se llama a los ciudadanos de Medellín, salgan a correr, montar en bicicleta o pasear. A estas actividades al aire libre, ayuda el que es uno de los mejores climas del mundo, en la ciudad de la eterna primavera.
Para llegar al centro histórico de la ciudad nos desplazamos en el moderno Metro de Medellín. Allí, en las plazas, las familias salen también a pasear, lo que aprovechan todo tipo de vendedores ambulantes.
Quizá el lugar que más nos pueda llamar la atención y que es uno de los puntos fuertes de una visita a Medellín es el museo al aire libre de esculturas de Botero. Podremos deambular entre las orondas e imaginativas figuras, esculpidas por el famoso hijo ilustre de Medellín. No estaremos solos ya que es un lugar de encuentro no solo para turistas sino también para los paisas, que se sienten tan orgullosos de su paisano artista.
La visita a los barrios altos de la ciudad no es sinónimo de ir a conocer los barrios más "pijos", sino más bien, acercarnos a los barrios más populares. Son los barrios donde la violencia fue mayor en los años del plomo. Lo más probable es que nosotros no acabemos rodeados por ninguna balacera. En Medellín, los barrios populares se encuentra en las zonas más altas de las laderas que rodean la gran hoya en la que se emplaza la ciudad.
Para llegar hasta estas zonas altas vamos a utilizar el Metrocable. Un teleférico, que no sirve para llegar a exclusivas pistas de esquí, sino que permite a los pobladores bajar a las zonas comerciales o de oficinas del centro y enlazar con las lineas del metro. Para nosotros, como turistas nos va a servir para disfrutar de fantásticas vistas aéreas del entramado de la ciudad, que en estas zonas no destaca especialmente por su urbanismo organizado y planificado, pero sí que nos permite contemplar una ciudad viva.
Una vez en el destino, nos podremos pasear entre los pobladores que dan vida a estos barrios, llenos de comercios con rótulos de colores y puestos callejeros.
Para no perder la oportunidad de vivir una experiencia fuerte en Medellín, nos vamos a atrever a descender de nuevo al valle, utilizando una de las chivas. Son los microbuses que también utilizan los pobladores para el transporte público. Es evidente que el conductor, aprovechando la fuerte cuesta abajo, no tiene porqué detenerse en los cruces, ya serán los demás vehículos los que se tendrán que parar si no quieren resultar arroyados. Ninguna calle es recta, sino más bien es un laberinto, en el que detrás de cualquier esquina puede salir un peatón, un carrito, otro coche, da igual, no hace falta frenar, es mejor esquivar o que se aparte el contrario. Sí que disfrutaremos de los frenazos, que sin previo aviso sufriremos para poder recoger a los pasajeros que quieran subir en mitad de la cuesta. Al final, con los brazos agarrotados de sujetarnos con todas nuestras fuerzas y sudando a chorros, alcanzaremos el final del trayecto.
Comenzamos de buena mañana en la zona de El Poblado, un barrio "bien". Es una zona con buenos hoteles y zonas de "marcha", donde la noche anterior, el que lo desease ha podido darse una buena cena, compartir una botella de Ron Medellín o de Ron Viejo de Caldas, o incluso, el que no tenga miedo a hacerse notar, echarse unos pasos de salsa en cualquier garito de los que abundan por la zona.
Ya de día, para poder recuperarse de los excesos gastronómicos o etílicos, la avenida principal de El Poblado, se corta al tráfico, como todos domingos, para que los "Paisas", como se llama a los ciudadanos de Medellín, salgan a correr, montar en bicicleta o pasear. A estas actividades al aire libre, ayuda el que es uno de los mejores climas del mundo, en la ciudad de la eterna primavera.
Para llegar al centro histórico de la ciudad nos desplazamos en el moderno Metro de Medellín. Allí, en las plazas, las familias salen también a pasear, lo que aprovechan todo tipo de vendedores ambulantes.
Quizá el lugar que más nos pueda llamar la atención y que es uno de los puntos fuertes de una visita a Medellín es el museo al aire libre de esculturas de Botero. Podremos deambular entre las orondas e imaginativas figuras, esculpidas por el famoso hijo ilustre de Medellín. No estaremos solos ya que es un lugar de encuentro no solo para turistas sino también para los paisas, que se sienten tan orgullosos de su paisano artista.
La visita a los barrios altos de la ciudad no es sinónimo de ir a conocer los barrios más "pijos", sino más bien, acercarnos a los barrios más populares. Son los barrios donde la violencia fue mayor en los años del plomo. Lo más probable es que nosotros no acabemos rodeados por ninguna balacera. En Medellín, los barrios populares se encuentra en las zonas más altas de las laderas que rodean la gran hoya en la que se emplaza la ciudad.
Para llegar hasta estas zonas altas vamos a utilizar el Metrocable. Un teleférico, que no sirve para llegar a exclusivas pistas de esquí, sino que permite a los pobladores bajar a las zonas comerciales o de oficinas del centro y enlazar con las lineas del metro. Para nosotros, como turistas nos va a servir para disfrutar de fantásticas vistas aéreas del entramado de la ciudad, que en estas zonas no destaca especialmente por su urbanismo organizado y planificado, pero sí que nos permite contemplar una ciudad viva.
Una vez en el destino, nos podremos pasear entre los pobladores que dan vida a estos barrios, llenos de comercios con rótulos de colores y puestos callejeros.
Para no perder la oportunidad de vivir una experiencia fuerte en Medellín, nos vamos a atrever a descender de nuevo al valle, utilizando una de las chivas. Son los microbuses que también utilizan los pobladores para el transporte público. Es evidente que el conductor, aprovechando la fuerte cuesta abajo, no tiene porqué detenerse en los cruces, ya serán los demás vehículos los que se tendrán que parar si no quieren resultar arroyados. Ninguna calle es recta, sino más bien es un laberinto, en el que detrás de cualquier esquina puede salir un peatón, un carrito, otro coche, da igual, no hace falta frenar, es mejor esquivar o que se aparte el contrario. Sí que disfrutaremos de los frenazos, que sin previo aviso sufriremos para poder recoger a los pasajeros que quieran subir en mitad de la cuesta. Al final, con los brazos agarrotados de sujetarnos con todas nuestras fuerzas y sudando a chorros, alcanzaremos el final del trayecto.
Muy interesante y colorista. Ciudad llena de contrastes!!!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, gran viajero!!!
Me encanta! Además de muy buenas fotos (como siempre), me gustan mucho los textos, está muy bien escrito. Creo que para próximas entregas deberías escribir más, lo haces muy bien. Un abrazo!
ResponderEliminarQue bonito! Queremos ir!
ResponderEliminarNicolas, Alma, Gabriel y Julia
buena informacion... LINDA LA CIUDAD....
ResponderEliminar