El Cerro Rico de Potosí ha sido el símbolo de fabulosas riquezas en forma de yacimientos incalculables y casi eternos de rica plata. A pesar de la idea implantada en el imaginario colectivo y de las entusiastas alabanzas en páginas escritas a lo largo de la historia, la realidad actual es que de la plata sí que quedan bastantes toneladas por extraer pero, con tan baja concentración y en filones tan dispersos, que prácticamente habría que triturar literalmente toda la montaña para obtener un beneficio destacable. De hecho este fabuloso supuesto tesoro está rodeado de pobladores que, en una proporción importante, vive en la pobreza, siendo Potosí el departamento más pobre de Bolivia.
En realidad según los cálculos, las aproximadamente 35.000 toneladas de plata extraídas a lo largo de la historia, equivaldrían con la cotización actual a unos 17.000 millones de dólares. Puede parecer mucho, pero hay ya negocios mucho más lucrativos.
Si la extracción de la plata ha sido rentable durante siglos ha sido básicamente por el trabajo esclavizado, LA MITA, a la que estuvieron sometidos los mineros y que hizo que miles de ellos murieran en los socavones. No es extraño entonces que el Cerro Rico reciba también el nombre de "La montaña que devora hombres". Más recientemente, aunque no exista la mita, gracias a otras formas de trabajo semiesclavo y mal remunerado, las minas siguen en actividad, aunque en vez de plata se busquen los minerales que la acompañan como el zinc y el estaño.
Los jóvenes mineros que bajan a la mina, por un sueldo muy escaso, tienen que tragarse el temor que causan los oscuros socavones, donde se respira poco y mal un aire caliente y húmedo, con gases ponzoñosos, cargado de polvo que lleva minerales de todo tipo y que son números ganadores en la ruleta de la silicosis. Lidiarán con un esfuerzo físico continuado empujando vagonetas, además de tener que arrastrarse por galerías donde muchas veces hay que caminar agachado. Si tienen un momento de despiste pueden resultar atropellados o aplastados por alguna vagoneta sin control.
Este pequeño reportaje quiere ser un homenaje a estos bravos muchachos que siguen teniendo que bajar al tajo cada día.
Impresionantes imágenes que reflejan la dureza que aún hoy existe en Potosí (en su momento la ciudad más populosa del mundo). Se calculan que en estos siglos murieron más de ocho millones de personas...Una barbaridad para la extracción de plata sin descanso. Gracias Alvaro por mostrarnos estas magníficas fotografías. Yo también visité las minas en los años 90 y me impresionaron mucho.
ResponderEliminarGaracias Javí. Sí que impresionan y conmueven estos sótanos del mundo. Un abrazo
EliminarBrutal
ResponderEliminarDesde luego
Eliminarmuy buenas fotos y muy buen reportaje.
ResponderEliminarEnhorabuena y gracias por compartirlo,
JuanMa
Muchas gracias Juanma
EliminarEres un grande...pero de los de verdad!
ResponderEliminarMe encantan tus fotos, especialmente las de blanco y negro!
Dale, dale...Qué te seguimos!!!!
Abrazo, Señor;)
Xavi Simancas.
Muchas Gracias, Xavi. Tú si que eres un grande fotógrafo!! A ver cuando puedo ver tus últimos trabajos
EliminarMuy impresionantes Álvaro. Traen muchos recuerdos...Sobre todo el cartucho de dinamita
ResponderEliminarGracias Chema!! Me acuerdo de cuando fuisteis vosotros!!
EliminarFantásticas las fotos y los comentarios. Enhorabuena por este nuevo capítulo del blog.
ResponderEliminarGracias Miguel
EliminarMuy buen reportaje e impresionantes las fotos que lo acompañan. Muchas gracias por compartirlo
ResponderEliminarGracias José Luis. Muy buenas también las fotos que publicas de Asturias!!
EliminarGracias Alvaro, buenas fotos y sobre todo la denuncia de una parte de la humanidad que sobrepasa el limite de la dignidad para simplemente sobrevivir.
ResponderEliminarGracias Raúl!
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